Apenas la vi supe que me gustaba, pero no supe por qué. Caminé a su encuentro y la miré con esa mirada especial, analítica, que suele nacer de la nada. Soy bastante conservador como para tirarme de cabeza al primer gesto. Le recorrí el lomo, la exploré. Ella se dejaba. Al final, no le encontré nada extraordinario, sin embargo, me gustaba demasiado como para dejar de leerla.