El pibe, que terminó el helado y dejó el vasito sobre el banco, se levantó y se fue. Ahí fue cuando el placero, desde la silla donde estaba sentado, le dijo: "Nene, ¿por qué no tirás el vasito a la basura?" A lo que el pibe respondió: "Dejá, lo tiro yo, a ver si te cansás"
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